viernes, 24 de julio de 2020

YOLANDA NAVARRO

Hola, soy Lázaro. Estoy aquí en la casa de mi amo, pasando hambre y sed, y viendo a mi amo cómo se da la buena vida. 

Un día, mi amo, que es ciego, estaba bebiendo vino y, a causa de mi desesperación, cogí una paja y empecé a beber de ese sabroso vino. El ciego se dio cuenta de que el vino se acababa y él no bebía. Se puso el jarro entre las piernas tapándolo con la mano. A mí me gustó mucho aquel sabroso vino, me puse entre sus piernas para calentarme e hice un agujero en el jarro y le puse un tapón de cera. Me senté en el suelo, mirando hacia arriba, y mientras se iba derritiendo la cera, me iba cayendo a mí el vino. El ciego se dio cuenta y, mientras yo bebía, el cogió el jarro y me metió un tremendo jarrazo en la cara que todavía tengo las señales. 

Esta es mi historia, pero todavía no termina porque este tacaño ciego no parará hasta matarme. 

Si alguien algún día encuentra esta carta que la lleven a la policía porque este viejo es un delincuente sospechoso que se hace pasar por ciego para martirizar a la gente.

Autora: Yolanda Navarro. 3º E.S.O. Curso 1994-1995.

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